ENTRE PALABRAS Y PROMESAS

Ebria... muy ebria... como si la distancia y el tiempo se fusionaran para acompañarme. Distancia de segundos. Distancia de sueños desangrados...
Me presto, esta noche, a escudriñar entre los parámetros de la inconsciencia. Ebria... muy ebria... recordando a un antiguo amante, quien entre esquivas caricias me sedujo. Quien, por cortesía a una dama, se mantuvo como un lacayo y fue el esclavo perfecto de una damisela en celo, entre las sombras, durante toda una noche. Como aquél don Juan de Marcos, quien entre palabras y promesas sostuvo a una dama atenta durante toda una noche. Quien supo cómo escudriñar esos deseos maltrechos, de una soledad acumulada por años. Quien entre “no puedos” y “lo sientos”, calmó la velada, hasta verter el fruto amargo del desencanto.
Se prestó para esperar a aquella que entre evasivas le mantuvo despierto durante toda una noche.
Y, que, sin recelo la espera.
¿Desnudos? No. La damisela ha escuchado una voz que cada noche se presenta y le tararea alguna canción, o… se la hace sentir… para el caso, es igual

SOLO UN POCO DE TINTA

Las cuerdas de un piano acarician mi cuello. Las voces me laceran el aliento, me deleitan me encadenan…
Me seduce el flamear de la vela, el humo detenido en el aire, la música del atardecer. Todo me seduce… todo…
Ni siquiera es algo casual. Todo, perfectamente calculado. Completamente planificado a la hora perfecta, sin piedad y con puntualidad.
Entre suspiros mi cuerpo se entume en soledad.
Que más da si la noche se vende gustosa para enterrar sus garras en mi espalda.
Con los ojos cerrados, intuyo la voz del anonimato.
¿Cómo podría decir que con eso basta? ¿Cómo podría decir que lo siento? Si ya nada queda por decir, nada por esconder.
No quiero vender mis gestos al aroma del silencio. No una vez mas…

02.02.00
10:02 PM

RITUAL



Vestida de noche me presento ante un público que no conozco, casi dispuesta a desnudar mis secretos más íntimos de purificación y nostalgias ocultas. Calvarios que pasan de lo santo a lo profano, sin dudas ni explicaciones…
Me levanto por las noches, para divagar entre la soledad y mi habitación oscura, buscando tal vez a quién contarle mis historias; que no son historias, sino sueños. Sueños de llantos, sueños de olvidos…
Todas las noches, clavadas las dos de la mañana, me despierto… El olor a incienso; el sahumerio bajo la colcha, las maderas que crujen…
Una noche mas, fruncido el ceño me veo sobre el espejo. La luz de la lámpara, el polvo, la ropa tirada que descansa sobre los muebles, la ventana a medio abrir, a medio cerrar… la soledad.
Algunas noches tengo suerte y me llama algún fiel lacayo para escuchar mi voz. Para contarme sus fantasías, para masturbarse entre mis sueños… ¿Insomnio? Sólo fantasías: soledad cobrando su cuenta.
Calvario de letras acumuladas entre noches y atardeceres…

circunstancialmente ciegos

06.11.99

He vagado por lugares desconocidos e inexistentes. Imaginación. Sólo eso.
Imaginación y deseo de mares y turbulentas olas, se han presentado a mis noches, como despertándome sigilosamente. Como tragándome, como perdiéndome….
Voces de personas que no conozco me susurran al oído que darían sus esfuerzos por estar conmigo.
Conversaciones enmarañadas, celos, dolor, historias entretejidas con un poco de egoísmo y posesión.
Ella conoce su voz, y el también la conoce. Callan. Suspiran. Pero ni ella ni el sabría describir sus rostros, ante la sencilla razón de que no se ven. Están, circunstancialmente ciegos.
Y él promete, y ella niega. ¿por qué? No lo sé. No lo se…Quizá sea la noche que se viste de asesino o que el deseo de encontrar un pecho tibio sea la desesperanza con la que ella habla sin esperar nada más que los cortejos de un desconocido. No lo sé.
Quizá sólo sea la noche con su disfraz, la que me invita a vagar entre siluetas y sombras sin nombre ni domicilio. Es eso y nada más.
Un presencia irresoluta y casi divina la que me tiene aferrada a la inconciencia de palabrearle al silencio y sus cómplices nocturnos.
Así: como desvistiéndome en público; como bebiendo de un sueño; como bailando; como durmiendo… así te presentas hoy intruso de noche ocultas. Como despertando el ego de mis noches nauseabundas y describiéndome tus gestos para pedir perdón ante el destino que me agarra de las manos. Es eso y mucho mas, lo que me tiene paralizada sin pedirle cuentas a nadie. Sin explicaciones. Sin nada mas que decir.
La noche me observa taciturna y silenciosa, como esperando que yo responda a sus preguntas.
-¡déjame!-
No tengo muchas cosas que decir. Hablar sería volver a repetir los mismo de hace mucho. Mis dedos me duelen. El destino me empuja por las escaleras, como si el dolor fuera la única salida de este retórico sentir.
Una y otra vez… una y otra vez…
Muchas palabras; muchas cosas…
Se abre el techo de mi habitaron y mis manos se deslizan por el cielo como acariciando el agua. Mis pensamientos se entrelazan con las estrellas, y mi vientre se contrae al pensar en la voz agitada de un desconocido.
Ella le habla de poesía y él la seduce a la distancia. ¡que juego!
Cual niños curiosos se abalanzan el uno contra el otro, y sus dientes se clavan en mi cuello suaves y mojados. El deseo irreal de una noche entre penumbras, se escapa deliberadamente entre mis piernas, y sus jadeos acarician mi espalda, como pidiendo perdón, como tocándome, como tragándome. Y sigiloso me toma entre sus palabras, y me eleva hasta el limbo de los deseo ocultos, y me desnuda de vientos y me golpea contra sus labios desenfrenados y distantes.
Ella abre lo ojos, y sola contempla la noche… y el le habla del amor y sus mentiras… y ella calla… y el explica… como queriendo redimirse entre sus piernas, que quebradizas y temblorosas desmayan para poder suplir esa soledad, con este juego de sudores clandestinos.
Se desean y ni siquiera se han visto. No se han tocado y ya el clímax fue.
05:03 AM.
¡Cuidado! Puedes resbalar y caer.
Cuidado con los juegos que afilados cortan la carne y la desangran con un suave sabor a jengibre.
Cuidado con los dientes del hambriento.
Cuidado con el canto de las sirenas.
Cuidado con tus ojos: no te dejes engañar, algo puede agarrar tus pies y no dejarte avanzar
Despierta, despiadado ser de ojos pequeños.
Tu destino entre mis días es el anonimato; el silencio.
Lo siento.
No puedes calmar mi sed.




03:47 AM
08.11.99
04:08 AM
21.11. 99

Historias que desangran el viento, caen a pedazos sobre mi espalda.
Caigo exhausta sobre los años y me vuelvo de piedra.
Fría. Como el silencio.
Copas derramadas demandan la sed de unos labios que musitan un “lo siento”.
Mordidos labios de musa, que festejan impávidos frente a la redención del recuerdo.
Frente al recelo.

Ella despierta de súbito, y un gato ronronea sobre su almohada.
No queda mucho que decir… le acaricia, y le deja.
Sus ojos se tornan en el fondo de la noche,
mientras su boca atrapa un suspiro que resbala indefenso sobre sus labios.

Mucho polvo sobre las mejillas.
Muchos pasos de tardanza.
Manos sucias.
Desvelo.
Vestigio de oráculos inexistentes.
Frío suelo;
Barato sentir.

Ángel caído


Un par de miradas. Otro más de palabras, y la magia de un instante se volvió de piedra. Sólida piedra. Cual mármol, cual roca.
Así la noche se vistió de frac y leyó y escuchó los sonidos del amanecer. Todo así… como el tintinear de las hojas bajo la lluvia. Como las calles, “sin refugios”.
La noche se presenta tácita ante mis pies.
-Buena suerte – dice un desconocido.
-¿cuerpo y alma?- y ella se escabulle entre sus sábanas.
No hay más que eso. Y él duerme y ella sueña con la noche que se despide con temblores.
No hay más que eso. El disfraz no cubre las grietas del camino.
Unos labios se besan y un hombre se desnuda. Se extravía…
Gotas de vino y verborrea emanan los intentos por obtener el gesto, la dicha… ¡qué mas da! Nada parece ser real.
ELLA - Esto no ha sucedido. ¿Cinco años? Si. Eso: “nada ha sucedido”.
EL - ¿qué pasa?- dice, estupefacto
ELLA - nada – ella de espaldas a él, coge sus cosas.
EL - ¿no me deseas?
ELLA - “no te conozco”
EL -¿?- atónito
Ella, encendiendo un cigarrillo y dejando un papel escrito sobre la mesa
ELLA - no entenderías-
EL -quiero…
ELLA -lo siento… no siento…

05:35 AM.
20.11.99

celibato

¿Qué otra historia debo volver a contar?
 ¿Retóricas?
¿Gente vagando entre túneles buscando la luz al final del camino?
No lo sé... Perdida estoy.
Perdida entre los anhelos que se resbalan entre mis piernas.
Mis uñas, afiladas se quedaron.
Mis dientes, solo pudieron deleitarse
con un poco de carne... nada más.
¿Carne?
Si. Tan sólo faltó devorarle lentamente,
pero no hubo tolerancia que pudiera lidiar
con el "no sentir" de mis moribundos latidos...
célibes... fríos...
He perdido el deseo... no recuerdo a qué sabe.