Hoy la noche me contempla resignada…como no queriendo aceptar las letras que una a una van tejiendo una historia que no acaba nunca…
Caminante nocturno…
Cuantas veces soñé con despertar tu lado, y hoy, tu distancia me congela el alma. Hoy, el pesar de tus días, me extravía por pensamientos peligrosos y me susurra al oído, mentiras despiadadas… y despierto de súbito junto a ti…
Aquellos besos llenos de pasión… aquellas caricias desenfrenadas… aquella mirada profunda que estremece mis entrañas, hoy duerme tras la espalda indiferente de un amor que vaga desorientado.

Y de repente te veo aquí a mi lado, y reconozco tus ojos; tu mirada que ausente a veces calla al contemplar la noche, las gentes que deambulan incesantes bajo el balcón, el aire que entra por la ventana…
Y te reconozco como siempre lo he hecho. Te reconozco al mirarte por el rabillo del ojo; en la penumbra; a plena luz; al roce de tu mano; al sentir tu respiración…
Y me encuentro a tu lado y todo desaparece.
Todo se vuelve eterno.
Nada es más importante en el mundo que tu abrazo.

Alegoría del deseo 1999

La cautiva esperanza de sumirme ilesa ante mis sueños me abandona a la deriva de otra noche más. Noche oscura. Envolvente noche que danza al compás de los aullidos nocturnos de nocturnos vagabundos.
Noche extraña.
Noche ausente.
Te presentas ante mi, como queriendo extraer mis pasos hacia la impune vagancia de afiladas palabras.
Se derriten mis ojos ante tanto silencio, y me quedo tirada sobre el recuerdo.
Y el sonido inconcluso del canto de los perros, se mezcla con el canto de las aves, que desenmudecen el amanecer.
Y sola, junto a los aullidos y la inquietud de las palabras escritas que me mantienen suspendida hasta el inconcluso suspiro de un letargo entre las sombras, callo.
El sentimiento me demanda explicaciones y no sé qué decir.
No estoy dentro de las miradas que me acusan desde el estrado. No. Hoy mis letras bañan cuidadosamente un nuevo vestigio de tiempos añejos, ahora ya sin polvo en las mejillas, ni nuevas palabras repetidas.
Hoy tan solo canto al son de un desértico destino de inmejorable espera. Tan solo me visto de silencio y espero callada al caminante de días y sueños. Le veo acercarse y se presenta taciturno y casi dormido ante mis pasos. No quisiera ahuyentarle ni verle tirado entre mis pasos. Tan solo quiero verle sincero. Tranquilo y sereno, cual hoja que cae en otoño.
Así, sin miedo. Sin prisa. Tranquilo y sereno. Así: como mis pasos.



18.01.99
03:32 AM.

Susurros

La noche se asoma ante mis letras perdidas entre preguntas que no alcanzo a responder.
El aliento afilado, los párpados petrificados, la voz ausente y este recuerdo que se desangra de mis letras…
¿Preguntas? ¿Respuestas? ¿Eso quieres?
El silencio lo dice todo.
La distancia rasguña mis palabras y me deja un sabor amargo entre los dientes.
El descaro del olvido me invita a suspirar a solas sin saber por qué.
Las manos temblorosas, la boca seca y una columna de humo que dibuja tu semblante que poco a poco se desvanece entre mis manos.
Mi espalda se ha vuelto de mármol esta noche. Mi estómago tiembla al pensar que alguna vez te vi partir entre mis sueños, y que hoy, al pensar que eras real, te escabulles con excusas que ni el viento ni los árboles comprenden.
Susurros se han vuelto mis recuerdos…
Mis sueños se deslizan tempestuosos sobre mi pecho y no sé si partir o continuar contando pasos a la orilla del camino.
¿Amar? ¿Soñar?
Volverse de arena entre las olas y desaparecer sin decirle nada al viento.
Quisiera olvidar tus miedos y no temerle a tus temores. Quisiera repetir tu abrazo y beber tu aliento en un beso que no termine. Guardar silencio ante la eternidad y vestir de fiesta mis cabellos, celebrando al viento, al cielo, al tiempo… y olvidar callando esta melancolía.

musitando su recuerdo

He aquí mis letras ante aquél ser de silenciosa mirada. Desde lejos, un perfecto instante, toco mi voz bajo su sonrisa.
¿Quién eres?
¿De dónde vienes?
Cómo explicarle a la noche que todo o que se de aquél ausente peregrino de letras nocturnas está en estas páginas. Nada más sé de él. Mis días pasan musitando su recuerdo.
¿Qué debo hacer?...
Soñar… construir su rostro entre nocturnas letras que vacilan el seño de su frente quebradiza.
Murmullo de coches recorren las paredes de mi habitación. Dolor de cabeza es hoy el motor que me mantiene despierta.
Los días pasan como burlándose del tiempo.
Sin dejar huella.
Sin avisar su llegada ni su partida… así… como llega la noche a ser mañana: sin dar explicaciones. Incluso aquél nocturno intruso hizo su entrada triunfal sin dar siquiera una pequeña explicación. Y lo disfrutó. Lo sé.
La noche cobra su precio y el cansancio pesa por fin sobre mis párpados.
Es hora de vencer el deseo errante de continuar luchando por el temor de no verle.
Ya es tiempo de volver al sueño de noches y buscarle una vez más. Las demás palabras hoy, callarán bajo las sábanas.

10.02.99
02:35 AM.