Alegoría del deseo

Es extraño... la noche se rehúsa a avanzar y la vida se ríe a mis espaldas...
El tiempo ha pasado tan rápido, que no me he percatado de todo lo que me he perdido.
Estoy literalmente extraviada.
Me siento completamente vacilante.
El día en que ella partió dejándolo todo atrás, jamás imaginó que llegaría este momento; y ahora, su vida oscila entre los pasillos de una casa blanca y fría...
ni complicidad ni refugio encuentra ya en aquél abrazo que duerme de espaldas en su cama.
Habían pasado mas de diez años desde la primera vez que ella le soñó, hasta cuando le reconoció en las palabras de un desconocido; habían pasado ya mas de trece años desde aquél doloroso juego entre penumbras...
¡Ay! de los sueños repetidos
¡Ay! de aquellos sueños que se presentan sigilosos por la noche y nos cuentan historias
que intentamos descifrar y creer.
¡Pobres mortales soñadores!
Si tan solo uno de nuestros sueños se cumpliese!
Si tan solo uno de nuestros sueños tuviese algún sentido...!
...
 la mujer que despertó en aquél balcón frente al espejo roto que colgaba de la ventana,
ha decidido vengarse del destino. La veo desnuda caminar hacia la puerta del pasillo.
Las heridas de su espalda ya han cicatrizado.
Sus pies helados rozan el mármol blanco del suelo,
y el espejo
al final del pasillo
le avisa de la presencia de un desconocido...
mira hacia atrás, y ahí
petrificado yace
el hombre que creyó ver en sus sueños...
el mismo que la noche anterior
le dio la espalda en su cama.