Creación

Quisiera sentir en silencio
Azotar mi rostro contra el viento
Y dejarme caer en el delirio de la eternidad…

Montañas gigantes se abalanzan sobre mí,
Y la gloria de Dios me cubre por in instante…

Gran peñasco de vidas eternas
Te muestras ante mi
Cual vívido paisaje

Para recordarme que el silencio vive,
Y que la creación
Es una obra maestra



2000

AL CIELO

Sacudir los zapatos
y comenzar a caminar,
sin mirar atrás…
eso es el perdón: no mirar atrás…

Me fortalece el cielo,
me cubre,
me eleva…
me cuida…
me ama…
temprano prepara el día para mí
y tarde en la noche me cobija.

Enséñame más…
Necesito recordar tu amor…

11.2000

De palabras repetidas

Tiempos que viajan a través del recuerdo
están presentes en esta velada de noche oscura.


Pies helados sudan la desolada espera
de una noche
en que naufragan las imágenes
que esperan por un poco de redención.


¿Redención?


Redimidos son los pasos que cabalgan
 hasta mis manos húmedas en el silencio
de los párpados cerrados
del caminante nocturno.


Limpias quedan hoy
las grietas amargas del desencuentro
de un par de secuestrados segundos.


Bastaría con solo mirarle a los ojos
para poder soñar
con una espalda entre las sombras.


Más que bualler,
esta noche se presenta ante mis ojos,
 como un concierto de palabras repetidas,
y la sonrisa lejana que se despide de mis ojos.

REFLEXIONES NOCTURNAS SOBRE MI ENEMIGO




Sediento viene danzando el tiempo hasta mis pies. Y silenciosamente, me toma el halo dulce de un desconocido. ¿un poco de sangre?
Columnas de arena circundan mi morada. Claustros de tiempo acumulado cuidan mi sueño oculto. Más las voces de estos oráculos, ¡vivientes cansados!,
me azotan el alma; y luego, todo se postra. Nada es igual…
Las montañas callan en su eternidad de días y mi cuerpo se seca lentamente.
Esto es algo más que sólo vivir. Es quizá un pequeño intento que vacila incesante entre mis manos.

-¿A qué habéis venido? ¿Cuál es vuestra culpa? ¡Redimiros! ¡Os lo suplico! ¡Redimiros!- No quiero seguir vendiendo mis versos a estas manos sucias
-¡Redimiros!

No podríais volver a romper mis huesos sin antes besar la planta de mis pies.
No podríais pedir perdón sin antes derramar de esta sangre que acumulada me quita el habla…

Nunca pensé que cometería el descaro de nombrarle entre mis letras en una noche como esta. Donde el cansancio se me sale por los ojos, mientras la mañana me espera implacable para castigarme con puntualidad.
Si. Creo que le conocí hace ya algunos años.
Se abalanza y me lacera el sentimiento para luego decirme que nada ha cambiado. Que todo sigue igual.
Recuerdo que de niña, aparecía entre mis sueños para ahuyentar la calma de mi infancia. Y hoy, amenaza con devorar mis intentos por redimir mis errores.
¿Enemigo? ¡Qué más da! Si sin nombre i apellido me pide cuentas cada noche de insomnio; cada amanecer.
¿Vacío? ¿Deseo? ¿Misericordia?
Dónde podría yo recibir a este erguido sueño, si me expongo a ser traicionada una vez más. Quién podría alguna vez controlar la ira del destino al descubrir que la vida ha transcurrido sin fanfarrias ni famosas palabras.

He visto su rostro una vez más. He sentido sus golpes en la espalda. He vestido de su aliento y hasta me he dejado seducir.
Pero no me engañas ángel caído. No me tienes, ni te pertenezco. Yo, aún me puedo arrepentir. Para ti, es demasiado tarde.

05:58 AM
03.01.00

insomnio



02:20 AM.



He aquí mis letras ante aquél ser de silenciosa mirada. Desde lejos, un perfecto instante, toco mi voz bajo su sonrisa.
¿Quién eres?
¿De dónde vienes?
Cómo explicarle a la noche que todo o que se de aquél ausente peregrino de letras nocturnas está en estas páginas. Nada más sé de él.
Mis días pasan musitando su recuerdo.
¿Qué debo hacer?...
Soñar… construir su rostro entre nocturnas letras que vacilan el seño de su frente quebradiza.
Murmullo de coches recorren las paredes de mi habitación. Dolor de cabeza es hoy el motor que me mantiene despierta.
Los días pasan como burlándose del tiempo.
Sin dejar huella.
Sin avisar su llegada ni su partida… así… como llega la noche a ser mañana: sin dar explicaciones. Incluso aquél nocturno intruso hizo su entrada triunfal sin dar siquiera una pequeña explicación. Y lo disfrutó. Lo sé.
La noche cobra su precio y el cansancio pesa por fin sobre mis párpados.
Es hora de vencer el deseo errante de continuar luchando por el temor de no verle.
Ya es tiempo de volver al sueño de noches y buscarle una vez más.
Las demás palabras hoy, callarán bajo las sábanas.