circunstancialmente ciegos

06.11.99

He vagado por lugares desconocidos e inexistentes. Imaginación. Sólo eso.
Imaginación y deseo de mares y turbulentas olas, se han presentado a mis noches, como despertándome sigilosamente. Como tragándome, como perdiéndome….
Voces de personas que no conozco me susurran al oído que darían sus esfuerzos por estar conmigo.
Conversaciones enmarañadas, celos, dolor, historias entretejidas con un poco de egoísmo y posesión.
Ella conoce su voz, y el también la conoce. Callan. Suspiran. Pero ni ella ni el sabría describir sus rostros, ante la sencilla razón de que no se ven. Están, circunstancialmente ciegos.
Y él promete, y ella niega. ¿por qué? No lo sé. No lo se…Quizá sea la noche que se viste de asesino o que el deseo de encontrar un pecho tibio sea la desesperanza con la que ella habla sin esperar nada más que los cortejos de un desconocido. No lo sé.
Quizá sólo sea la noche con su disfraz, la que me invita a vagar entre siluetas y sombras sin nombre ni domicilio. Es eso y nada más.
Un presencia irresoluta y casi divina la que me tiene aferrada a la inconciencia de palabrearle al silencio y sus cómplices nocturnos.
Así: como desvistiéndome en público; como bebiendo de un sueño; como bailando; como durmiendo… así te presentas hoy intruso de noche ocultas. Como despertando el ego de mis noches nauseabundas y describiéndome tus gestos para pedir perdón ante el destino que me agarra de las manos. Es eso y mucho mas, lo que me tiene paralizada sin pedirle cuentas a nadie. Sin explicaciones. Sin nada mas que decir.
La noche me observa taciturna y silenciosa, como esperando que yo responda a sus preguntas.
-¡déjame!-
No tengo muchas cosas que decir. Hablar sería volver a repetir los mismo de hace mucho. Mis dedos me duelen. El destino me empuja por las escaleras, como si el dolor fuera la única salida de este retórico sentir.
Una y otra vez… una y otra vez…
Muchas palabras; muchas cosas…
Se abre el techo de mi habitaron y mis manos se deslizan por el cielo como acariciando el agua. Mis pensamientos se entrelazan con las estrellas, y mi vientre se contrae al pensar en la voz agitada de un desconocido.
Ella le habla de poesía y él la seduce a la distancia. ¡que juego!
Cual niños curiosos se abalanzan el uno contra el otro, y sus dientes se clavan en mi cuello suaves y mojados. El deseo irreal de una noche entre penumbras, se escapa deliberadamente entre mis piernas, y sus jadeos acarician mi espalda, como pidiendo perdón, como tocándome, como tragándome. Y sigiloso me toma entre sus palabras, y me eleva hasta el limbo de los deseo ocultos, y me desnuda de vientos y me golpea contra sus labios desenfrenados y distantes.
Ella abre lo ojos, y sola contempla la noche… y el le habla del amor y sus mentiras… y ella calla… y el explica… como queriendo redimirse entre sus piernas, que quebradizas y temblorosas desmayan para poder suplir esa soledad, con este juego de sudores clandestinos.
Se desean y ni siquiera se han visto. No se han tocado y ya el clímax fue.
05:03 AM.

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