Anaïs Nin

"Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adapto a mí misma." A. N.
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Anaïs Nin (1903-1977) nació en Neuilly, cerca de París, Francia, el 21 de febrero de 1903, su madre era franco-danesa llamada Rosa Culmell y su padre había nacido en Cuba de nombre Joaquín J. Nin, con el que mantuvo una relación incestuosa.
A los 11 años emigró a Estados Unidos con su madre y recibió la mayoría de su educación allí. Novelista y escritora de historias cortas, Nin era virtuosa y dedicada, pero nadie lo supo sino hasta 1960, cuando mostró al mundo sus diarios; estos fueron tomados por las feministas contemporáneas como ejemplo de una mujer independiente que sobrevivió a los prejuicios de las décadas pasadas.
En 1914 se muda con su madre a la ciudad de Nueva York donde asiste a escuelas católicas. Deja la escuela a los 16 años, trabaja como modelo, estudia baile y regresa a Europa en 1923. Ese mismo año contrae matrimonio con un banquero neoyorquino, Hugh Guiler, quien más tarde ilustraría algunas de las novelas de Nin bajo el seudónimo Ian Hugo. Poco se conoce de esta relación.
Anaïs Nin es mejor conocida por su lírica, a veces erótica, siempre de un estilo sensual. En algún momento escribió historias eróticas a pedido, movida por presiones financieras. Muchas de estas están en las colecciones Little Birds y Delta of Venus. Los eventos son sexuales, pero el tono es filosófico y de autoconocimiento.
Tuvo un affair con Henry Miller y con su esposa June durante los años '30. Una película basada en estos hechos fue realizada en 1990 por Philip Kaufman.
Estudió psicoanálisis bajo la tutela de Otto Rank y por su cuenta en la ciudad de Nueva York de 1934 a 1935. Regresa a Francia en el 1935, donde ayuda a establecer una casa editora, Ediciones Siana, en parte porque ninguna otra casa editora se atrevía a publicar sus obras dado su cargado contenido erótico.


En el 1939 regresa a la ciudad de Nueva York, donde continúa escribiendo. Sin embargo, no sería descubierta hasta el 1960 por el mundo literario en general.
Más adelante se dio a conocer por una serie de diarios extremadamente personales, redactados desde el 1931; El diario de Anais Nin (10 vols. 1966-83). Desde entonces se publicaron varios diarios adicionales. Anaïs murió en Los Angeles en 1977.

FRAGMENTOS DEL DIARIO:
"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían de cada persona."

"Nunca me he tomado la molestia de describirme en el Diario, tiene gracia hablar con alguien sin decirle quién se es. Ahora voy a cumplir ese pequeño deber.

"Soy Ángeles, Anaïs, Juana, Antolina, Rosa, Edelmira Nin y Culmell. Tengo doce años y estoy bastante alta para mi edad, todo el mundo lo dice. Soy delgada, tengo los pies grandes y las manos también, con los dedos largos, que suelo crispar por nerviosismo. Tengo la cara muy pálida, unos grandes ojos castaños, perdidos, y temo que revelen mis insensatos pensamientos. La boca grande, me río muy mal, y sonrío regular. Cuando me enfado, hago una mueca con los labios. En general estoy seria, un poco distraída. Mi nariz es un poco Culmell, quiero decir, un poco larga, como la de la abuela. Tengo el pelo castaño, no muy claro, que me llega un poco por debajo del hombro. Mamá dice que son mechas, y yo siempre las oculto en una trenza o recogiéndomelo con una cinta. Mi carácter: me enfado con facilidad, no puedo soportar la menor broma, pero me gusta hacerlas. Me gusta el trabajo; adoro a mamá y a papá y por encima de todas mi tías y todo el resto de mi familia, sin contar mamá, papá, Thorvald y Joaquinito, quiero mucho a mi abuela. Me encanta leer y escribir es una pasión."

"Creo firmemente en Dios y en todo lo que Dios me dice a través de la Santa Iglesia. Siempre recurro a la oración. Me cuesta tomar afecto, y sólo consigo querer a la gente que me parece igual que yo. Soy francesa, una francesa que ama, admira y respeta su país, una verdadera francesa. Siento admiración, aunque no tan fuerte, claro, hacia España y sobre todo hacia Bélgica. Mis pensamientos, el Diario los conoce tan bien como yo, incluso mi retrato." (20 de Mayo de 1915)

"Siempre creí que era la artista que llevo dentro la que hechizaba. Creía que era mi casa esotérica, los colores, las luces, mis vestidos, mi trabajo. Siempre estuve dentro de la concha de la gran artista que trabaja, temerosa e inconsciente de mi poder. ¿Qué ha hecho el doctor Allendy?. Ha dejado de lado a la artista, ha manejado mi alma interior, sin sus antecedentes, sin mi creación. Incluso me ha inquietado su desinterés por la artista y me asombra que se haya apoderado así de mí, tan dépuillée de artificios, de ropajes, de encantos, de elixires." (23 de octubre de 1932)

"No tengo ninguna moralidad. Sé que la gente se horroriza, pero no yo. Ninguna moralidad mientras el daño hecho no se manifieste por sí mismo. Mi moralidad no se reafirma cuando me enfrento con el dolor de un ser humano..."

"Me fui a mi cuarto, envenenada. Soplaba incesante el mistral, seco y cálido. Así llevaba días, desde que llegué. Destrozaba mis nervios. No pensé en nada. Me sentía dividida, esa división me mataba, la lucha por sentir la alegría, una alegría inalcanzable. La irrealidad opresiva. De nuevo la vida retrocediendo, eludiéndome. Tenía al hombre que amaba en mis pensamientos; lo tenía en mis brazos, en mi cuerpo. El hombre que busqué por todo el mundo, que marcó mi niñez y me perseguía. Había amado fragmentos de él en otros hombres: la brillantez de John, la compasión de Allendy, las abstracciones de Artaud, la fuerza creativa y el dinamismo de Herny. ¡Y el todo estaba allí, tan bello de cara y cuerpo, tan ardiente, con una mayor fuerza, todo unificado, sintetizado, más brillante, más abstracto, con mayor fuerza y sensualidad! Este amor de hombre, por las semejanzas entre nosostros, por la relación de sangre, atrofiaba mi alegría. Y de este modo, la vida hacía conmigo su viejo truco de disolución, de pérdida de lo palpable, de lo normal. Soplaba el viento mistral y se destruían las formas y los sabores. El esperma era un veneno, un amor que era veneno..." (Escrito en julio de 1933 en Chamonix a partir de notas tomadas en junio de ese mismo año sobre las vacaciones con Le Roir Soleil y Anaïs en Valescure.)

"Habría querido terminar mi diario sin la confesión de un amor prohibido. Por lo menos, quería que mi amor incestuoso quedara sin escribir. Había prometido a mi Padre el más absoluto secreto. Pero una noche, aquí en el hotel, cuando me di cuenta de que no había nadie para hablarle de mi Padre, me sentí ahogada. Y empecé a escribir otra vez, mientras Henry leía a mi lado. Era inevitable. No podía eliminar mi diario cuando alcanzaba el clímax de mi vida, en el preciso momento en que más lo necesitaba para conservar mi sinceridad, por grande que fuera mi crimen." (2 de julio de 1933)

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